martes, 16 de diciembre de 2014

Diario de Japón (IV) Tokio: Shinjuku, Harajuku, Shibuya



Shibuya y Shinjuku son dos de los distritos más populares de Tokio, en ellos se pueden observar zonas de rascacielos, parques que parecen un bosque salvaje en medio de la ciudad, templos, calles dedicadas a la moda de las tribus urbanas, muchas luces y sobre todo: mucha gente.

Decidimos comenzar el día en el barrio de Shinjuku, dirigiéndonos al edificio del gobierno metropolitano de Tokio para contemplar las vistas de la ciudad desde el mirador de alguna de sus torres. Quizás el tamaño de este edificio vaya en proporción a las magnitudes de esta ciudad, pues se trata de un complejo arquitectónico formado por un edificio principal de dos torres de 48 plantas cada una, otro edificio más bajo y un pasillo elevado semicircular que conecta con la sede de la asamblea de la ciudad formando a su vez una plaza interior con el edificio principal.


Gobierno Metropolitano de Tokio
Gobierno Metropolitano de Tokio

Subimos a la torre norte para apreciar las vistas de la ciudad esperando tener suerte y que la visibilidad nos permitiese ver el monte Fuji pero lamentablemente no fue así. Al bajar fuimos abordados por casualidad por un amable voluntario que nos invitó a unirnos a una visita guiada gratuita por el edificio que generalmente comienza a las 10:30 en el punto de información turística de la primera planta. El voluntario nos llevó a una sala de promoción turística donde pudimos hacer vasijas de barro al estilo japonés, y después nos hizo un recorrido por los pasillos, por la asamblea metropolitana y por el mirador de la torre sur. Si se cuenta con tiempo, la visita guiada merece la pena y es totalmente gratuita así que recomendamos hacerla.


Asamblea gobierno de Tokio
Asamblea del Gobierno Metropolitano de Tokio

Después de nuestra visita al edificio del gobierno metropolitano, nos dedicamos a pasear por los alrededores en el barrio de Shinjuku y contemplar algunos de los peculiares rascacielos que hay en la zona y poco a poco ir andando hacia el parque Yoyogi.


Rascacielos en Shinjuku
Rascacielos en Shinjuku

El parque Yoyogi es uno de los más grandes de Tokio con alrededor de 54 hectáreas. Se trata de una amplia extensión verde formada por lo que durante los juegos olímpicos de 1964 fue la villa olímpica, y el templo sintoista Meiji Jingū, uno de los más importantes de la ciudad. El parque está muy cuidado y en ocasiones uno se siente en un bosque salvaje de ginkos y cerezos, hasta que se llega a la puerta Tori que da acceso al templo. El Meiji Jingū es bastante austero, pero tiene un cierto encanto por el entorno que lo rodea. Se puede observar a la gente vestida con trajes tradicionales shinto llevando a los hijos pequeños al templo.


Meiji Jingū

Muy cerca de la estación de metro de Harajuku a la salida del parque, se encuentra la calle Takeshita, de visita obligada si que quiere contemplar la flor y nata de la extravagancia urbana de Tokio. En esta calle se aglomeran distintas tiendas de moda dirigida a las distintas tribus urbanas tokiotas (las lolitas, los góticos, las ganguros, etc). Lo más recomendable es visitar esta calle un domingo que es cuando se puede encontrar la mayor concentración de personajes paseando y haciendo sus compras, pero en términos generales cualquier día se puede uno dar un garbeo y encontrarse excentricidades.


Takeshita Dori
Takeshita Dori

Una de las esquinas de la calle Takeshita está llena de puestos que venden crepes con un sinfín de rellenos dulce (desde una bola de helado hasta una cheesecake con galletas), aunque no son muy baratas, tenían muy buena pinta y decidimos probar unas.


Presentación crepes
Maquetas de presentación de las crepes

Nuestras crepes
Nuestras crepes


Desde la calle Takeshita nos dirigimos andando hacia el centro de Shibuya atravesando las calles de compras y tiendas de Harajuku, donde cada marca intenta hacerse un sitio con escaparates rompedores o directamente con edificios extravagantes.


Edificio Audi, Harajuku
Edificio Audi, Harajuku

Aunque suene a tópico, una cosa que es indiscutible es que los japoneses adoran el karaoke, en cualquier esquina se pueden ver edificios enteros dedicados a esta actividad, así que no podíamos dejar pasar la experiencia de probar uno. El precio de los karaokes varía según la cadena, la hora a la que vayas y el plan que elijas. El plan de precios puede resultar complicado de entender, pero simplificando mucho suelen tener 2 planes: pago por fracciones de media hora (o 1 hora, según) o tarifa plana durante un determinado número horas o incluso toda la noche, para rizar más el rizo algunos de estos planes incluyen barra libre de bebidas no alcohólicas y otros no. 


Karaoke barato
Cadena de Karaokes barata

En nuestro caso nos decantamos por esta cadena que tiene muchos locales en Tokio y otras ciudades (la del simbolito de la bola de chicle con el micro y la mano), que si vas antes de las 6 PM pagas sólo 145 yenes por media hora, teniendo acceso barra libre de bebidas no alcohólicas, si se tiene en cuenta que una coca cola en cualquier máquina cuesta ya 100 yenes, no está nada mal. Tras hacernos entender con la chica del mostrador con señas y algo de inglés, nos dirigimos a la sala que nos habían asignado: una habitación con sofá, mesa, TV y una máquina de karaoke en perfecto japonés con pantalla táctil con la que me peleé durante varios minutos para intentar hacerla funcionar, acabé encontrando el modo de cambiar el idioma a inglés y conseguimos cantar algún que otro clásico mientras bebíamos una fanta de melón con granizado.


Karaoke
Intentando entender la máquina de Karaoke

Ninguna visita a Shibuya está completa si no se pasa el famoso cruce frente a la estación, que es el más concurrido del mundo. Además del cruce, aquí podemos encontrar a la famosa estatua de Hachiko, que ya visitamos el primer día, en honor al perro del profesor Ueno que esperaba a su dueño todos los días en los alrededores de la estación; tras la muerte del profesor dicen que Hachiko volvía todos los días a la estación a la hora de llegada del tren, esperando que su dueño volviese, y lo siguió haciendo hasta el día de su muerte.


Cruce de Shibuya
Esperando en el cruce de Shibuya


Cruce de Shibuya
Cruce de Shibuya

Lo mejor de Shibuya es recorrerla al caer la tarde y perderse entre un montón de gente y calles intensamente iluminadas con distintas tiendas, restaurantes, karaokes y otros locales de finalidad un tanto opaca. Para nosotros, este barrio representa lo que suele tenerse en mente cuando se piensa en Tokio como urbe moderna, dinámica y vibrante, y quedará como nuestro barrio favorito en la ciudad sin ninguna duda.


Basketball Street en Shibuya
Basketball Street, Shibuya


Para terminar el día entramos en una Izakaya (taberna japonesa) para cenar unos Yakitoris (pinchitos) y de ahí directos a dormir que el próximo día nos tocaba levantarnos temprano para pillar el Shinkansen (tren bala) a Kioto.

Sayonara!

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